CONFINADA EN MI CUERPO

Un confinamiento dentro de tu cuerpo. Te lo imaginas? Así es como siento yo la artritis reumatoide: Ganas de salir, moverme, correr, bailar pero confinada dentro de un cuerpo que antes podía, pero ya no. Hasta cuándo? Sin fecha de salida.

Hay días que me siento mejor y puedo sentir que soy más libre. Pero la mayoría de los días hay alguna parte de mi cuerpo que me recuerda que no. Que tal vez un poquito, con cuidadito. Pero sin miedo y tomar precauciones no. Ya no.

Ahora tengo que ir poco a poco, entrando en calor. Teniendo cuidado de no mover bruscamente, no llevar demasiado peso, respetando mucho la movilidad de cada articulación… y como si de un círculo vicioso se tratase, cuanto más cuidado y más miedo, la musculatura y los tendones también van perdiendo movilidad. Y va siendo todo peor. Un pequeño desastre que no sabes ni cómo ni porqué, pero con el que toca lidiar. Pensando que cada día será mejor, o más bien esperando y poniendo toda tu energía en eso. Porque es demasiado pronto para pensar que lo que toca es ir ya hacia un poquito peor.

Somos muchos los que como yo estamos confinados en un cuerpo que no acabamos de reconocer. Que no lo entendemos y no nos gusta. Mi mensaje para todos v(n)osotros: vamos a intentar quererlo.

No nos lo van a cambiar y por mucho que nos parezca una injusticia, estará ahí. Tu cuerpo es el que es. Está esperando a enseñarnos no sé muy bien el qué. Supongo que a cada uno algo diferente. Pero creo que solo se puede aprender algo desde el amor. Amando todo lo que nos ha dado nuestro cuerpo, querer cada parte de él para empezar a abrirnos a un mundo de posibilidades desconocidas. Aceptando y queriendo nuestro cuerpo conoceremos caminos que no hubiéramos cogido con otro cuerpo y otras capacidades. Abriéndonos a amar nuestro cuerpo por lo que es y no por lo que hace nos abrimos al mundo y a infinidad de sorpresas. El confinamiento nos abre nuevos caminos para (r)evolucionar nuestra vida.

Todo tiene un sentido y un porqué. Y va más allá de los planes que teníamos o los hobbies con los que disfrutábamos. El sentido tiene que ser mucho más profundo. ¿Lo buscamos?

Al fin y al cabo, este cuerpo que no es de triatleta olímpico, ni siquiera de señora de 80 que cumple años con elegancia, pero está permitiendo a mi espíritu tener una experiencia carnal. Algo bueno tendrá. Ahora es cuestión de saber qué quiere mi ser esencial y porqué me ha tocado vivir esto.

Sin comentarios

Comentar